Esta noche es la noche de Halloween, y siempre que se acerca una de estas fechas importantes esotéricamente hablando, muchas de vosotras me pedís un ritual para la economía, la salud, y principalmente para el tema estrella…el AMOR.
Quienes me conocéis sabéis que pienso respecto a los rituales. Soy una persona que estoy enfocada en canalizar las energías por medio del reiki, la meditación, el yoga, los registros, etc. Eso no quiere decir que no crea en la fuerza de los rituales, e incluso alguno hago….pero aclaro que los rituales para que sean efectivos hay que hacerlos con mucha fe, y esa energía y fe que le ponemos es lo que hará que sea efectivo.
Es el año nuevo de los Celtas, es algo ancestral, cargado de toda esa energía mística que ellos tienen. En el 30 de octubre se acaba la época de las cosechas. Es el fin del reinado del Dios Celta de la primavera y el verano. Y el día uno de noviembre es el comienzo oficial para los Celtas del invierno donde gobierna Samhain, Dios de la muerte para su cultura.
Es por eso que en la noche del 31 de octubre es un pasaje entre estos dos mundos, dónde, según los celtas los muertos salen a deambular entre el mundo de los vivos. Por ello se encendían hogueras, para guiar, a los muertos en la oscuridad hasta sus hogares, sus familias, para que se reencontraran con su gente.
Cuando vamos a hacer una limpieza de energía de una casa, lo más importante es “limpiar” la casa. Eso quiere decir limpiar armarios, deshacernos de todo aquello que no usemos, o no nos guste. Podemos tirarlo o regalarlo, porque hay quien sí lo pueda aprovechar.
Es muy importante quitar el polvo de los rincones, ya que es donde se “enquista” la mala energía.Otra cosa que va muy bien, aunque los maridos se quejen, es cambiar los muebles, o al menos los adornos de lugar.
Después de este movimiento, aconsejo hacer la limpieza energética propiamente dicha.
Lo que yo hago es poner en un cazo a hervir, ajo, ruda y laurel. Con esa “infusión”, la pongo en un cubo con agua, y con esa agua limpio los suelos de la casa.
Hay gente que prefiere quemar carboncillos y “sahumeriar” la casa (se pone en un cazo carboncitos de quemar al fuego, cuando estén encendidos se pone encima de ellos el ajo, el laurel y la ruda), luego se pasan a un recipiente de barro, y vamos recorriendo las habitaciones de la casa, con el este recipiente ahumando. Personalmente no me gusta, porque deja olor a humo en la ropa, las cortinas, pero obviamente es una elección muy personal.
El ajo nos aleja de las envidias. La ruda, del resto de las malas energías y el laurel que representa la victoria, sería la victoria de nuestros pedidos.
Hagáis como hagáis el ritual, recordad que mientras lo estéis haciendo id pidiendo que se alejen todas las energías negativas de nuestro hogar, como la envidia, la enfermedad, los celos, los miedos, etc. Y así pueda entrar todo lo bueno, como la paz, la felicidad, el amor, la prosperidad…
Hay algo que también va muy bien, esto también se hace en San Juan, y es anotar en un papel todo aquello que queramos sacar de nuestra vida: los problemas, los miedos, los enfados, etc. Una vez lo tengamos bien escrito y detallado, lo quemamos.
Aconsejo que se haga en un cazo de barro y con cerrillas de madera, siempre se deben usar materiales naturales. Mientras lo estamos quemando pedid con mucha fuerza que desaparezca todo lo malo de vuestra vida.
No es la mejor época para hacerlo, pero todo lo referente al amor y los rituales, muchas veces van de la mano.
Necesitareis una vela roja, color del amor.
Con ayuda de una rama o un lápiz, escribid desde la base hacia el pabilo el nombre de la persona que queremos, su nombre, no su apellido, si queremos reafirmarlo ponemos su fecha de nacimiento. Encima de su nombre ponemos el nuestro. Luego lo untamos en miel, miel de flores a ser posible.
Y por último lo espolvoreamos en canela….pringa un poco, pero vale la pena!
Por último la encendemos a ser posible sobre un plato blanco o liso, siempre con una cerilla. Cuando de acabe, lo que reste de la vela lo enterramos en la tierra, puede ser en una maceta que tengamos en casa.
Recordad dos cosas:
Haced los rituales con fe
También que cuando hacemos rituales, sobre todo los del amor, o todos aquellos que involucran a otra persona que sea para nuestra felicidad, pero también para los de esa persona. Ya que no podemos “obligar” a nadie a que nos quiera. Respetad su libre albedrio.
Pedid que si esa persona es para nosotros, se allanen los caminos, y si no estamos en su camino, dejadlos ir con mucho amor, para que también entre en nuestra vida el amor verdadero al que todos aspiramos, y al que todos tenemos derecho.
